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cerca de Lugo, Galicia (España)
Ruta de 55 km entre Lugo y Castroverde, pueblo desde el que hicimos una pequeña excursión final hasta las casas de Rodinso.
El recorrido, muy rodador, discurre por buena carretera en esta zona de transición entre la meseta luguesa y las Sierras Orientales.
Volver a Castroverde es volver a mi infancia, a mis recuerdos, a los veranos eternos sin prisas ni problemas, donde aburrirse era la norma, donde no importaba el saber ni el día de la semana en que vivíamos ni la hora del día. Instaba Alfredo a Salvatore en la genial película Cinema Paradiso a que abandonase su pueblo para perseguir su destino "con todo corazón, sin mirar atrás y nunca volver, ni siquiera a visitarlo"...y a mi me ha pasado algo parecido con Castroverde...Pero esta vez volví...y me reencontré por un fugaz instante con la tierra de mis abuelos; con Nieves, con su pozo donde daba miedo asomarse, con la leche de sus vacas recién ordeñadas, con su cocina alrededor de la cuál nos sentábamos a degústarla; con Pepe el de Preiroá, con su tractor gigante en el que yo me subía sintiéndome el rey del mundo; con Evaristo el de Romeán, con su perro, con su tortilla paisana, su estupendo jamón fatalmente cortado y sus tomates con sabor a tomate; con los campos amarillos donde otros segaban y yo aprendí a manejar torpemente una horca de madera, aquella que me "guardaron" para el año siguiente y nunca volví a ver; con mi amigo Carlos, con quien compartí días de playa en casa de mi abuela y que pasados los años hace el mejor queso fresco de España; con Lola, con su paz y sosiego; pero sobre todo, me reencontré con el entrañable recuerdo de mi añorada abuela, a la que huelen esas tierras y de la que hablan sus piedras.
Quizá Alfredo le aconsejaba bien a Salvatore, porque impresiona que después de tantos, tantos años, de tantos recuerdos, se ha ido lo más importante, que son las personas; quedan los campos, las piedras, las casas vacías, los antiguos pozos y poco más...Y sin embargo, me resistí a seguir el consejo del viejo Alfredo y creo que volver es la única forma de que ellos sigan vivos de alguna misteriosa manera en nosotros. Fue un "deja vi" fugaz, pero aunque fuera durante unos instantes, volví, acompañado de mi hijo Carlos, a ser el niño feliz que era entonces.
Soniaferf 26 jun. 2017
Entrañable descripción de la ruta. Gracias por compartirla con nosotros :)
Beto6 9 ene. 2018
He entrado pocas veces en esta aplicación y no soy un gran aficionado al ciclismo. Pero tu comentario es entrañable y hermoso y además congenia muy bien con mi nostalgia por la aldea y el rural. Gracias por compartir.