Ruta circular que visita las pasarelas de los Estrechos de Valloré, en el río Guadalope, y el fantásticos mirador de Valloré. No es una ruta para todos los públicos, tiene tramos de grapas y sirgas algo empinados y un poco expuestos, aunque fáciles para cualquier personas habituada a caminar por montaña. La circular es ESPECTACULAR, por las vistas y los lugares por donde transcurre.
Todos los detalles de esta ruta, en la siguiente reseña del blog Península: Circular en los Estrechos de Valloré. Comenzamos a caminar en el pueblo de Montoro de Mezquita. Aparcaremos en el parking que hay en la entrada, bastante amplio.
Cruzaremos el pueblo y llegaremos a la iglesia para salir a una zona de parque infantil. El camino está perfectamente balizado, realmente no necesitaremos el GPS en ningún momento.
La senda avanza hacia el río Guadalope. Antes de bajar al cauce del río el camino se bifurca, a la izquierda al mirador y a la derecha a los estrechos. Iremos por los estrechos y volveremos por el mirador, la opción más lógica.
Bajamos al río y pronto comienza el tramo de pasarelas. Son tres cortos tramos muy bonitos que nos permiten pasar la zona más encañonada sin mojarnos. Es una zona espectacular con el río a mano derecha y las paredes verticales que lo encierran.
Salimos de la parte más encañonada y llegamos a un estrecho valle, conocido como barranco de Valloré. Aquí el camino gira a mano izquierda. No podemos seguir por los estrechos pues las pasarelas acaban y el tramo siguiente está completamente cubierto por las aguas del río.
Remontaremos ahora este barranco de Valloré y giraremos a la izquierda para acometer el ascenso al mirador. La senda se empina y pronto aparecen las primeras sirgas. Son varios tramos equipados, sencillos y muy divertidos. Las vistas al barranco de Valloré y a los estrechos son tremendas, pararemos en varias ocasiones para hacer fotos… el lugar lo merece.
Alcanzamos el mirador. Nos tomamos un respiro y comenzamos a bajar pues amenaza lluvia. La bajada también tiene su punto con varios tramos equipados con grapas y sirgas. El camino discurre por una especie de faja, dejando el cortado a mano izquierda. La faja está bastante protegida así que rara vez tenemos sensación de exposición o patio.
Tras varios subibajas llegamos a una ladera y por ella descendemos al pueblo de Montoro. El camino es pedregoso pero se baja bien y rápido. Pronto estaremos de vuelta en las calles del pueblo.
La ruta es imprescindible. De lo más bonito y espectacular de la provincia.
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