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16,13 km
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cerca de Riodeva, Aragón (España)
Riodeva es un municipio turolense perteneciente a la Comarca de Teruel cuyo nombre le viene proporcionado por el río homónimo que sirve de frontera natural entre las comunidades autónomas de Aragón y de Valencia. El curso del río de Riodeva fluye de este a oeste hasta terminar tributando sus aguas a las del Turia en la localidad de Libros, muy cerca del Rincón de Ademuz. Antes de rendirse, el Riodeva genera numerosos saltos, cascadas y rincones idílicos que bien merecen un paseo, especialmente durante los cambios cromáticos del otoño.
Nosotros llegamos hasta Riodeva desde Valencia siguiendo la A23, dejando la autovía para llegar hasta Camarena de la Sierra. Una vez abandonada esta población la verdad es que el camino es bastante penoso, pues se trata de un estrecha pista asfaltada salpicada de desprendimientos.
Ya en Riodeva abandonamos el pueblo en dirección noroeste para después girar hacia la derecha y bajar hacia una pista forestal que discurre paralelo al río. Pese a tratarse de pista, este tramo de unos cuatro kilómetros nos resulta muy bello porque el camino está adornado por manzanos, nogales, chopos y abedules que le dan color al campo. Tras cruzar un puente y una pasarela metálicos llegamos a una balsa que recoge las aguas del Riodeva. Muy próximo encontramos el antiguo molino -hoy reconvertido en un centro de interpretación -, las ruinas de lo que fue una central eléctrica y numerosos saltos y pequeñas cascadas de agua.
Volvemos sobre nuestros pasos y comenzamos el ascenso mientras avanzamos hacia el sur. Trepamos sobre una colina con la ayuda de un cable metálico y divisamos el espectacular Salto de la Virgen Blanca. Nos habría gustado bajar hasta el pie de esta cascada, pero la ruta es larga y queremos terminarla antes de que la noche se nos venga encima, de modo que desechamos la idea. Continuamos avanzando y llegamos a otra sensacional cascada, la del Salto de las Polainas. Abandonamos esta zona y su mirador para seguir por un divertido tramo en el que se cruza varias veces el río antes de llegar a la zona de las Cascadas de los Amanaderos y el grandioso Salto de la Yegua. Este tramo de la ruta es muy, muy, muy bonito, con tanta agua y los colores amarillos y ocres del otoño.
Tras remontar el desnivel llegamos a la zona geoetiquetada como "Los Amanaderos", que son los surgimientos de agua de los que se nutren los saltos vistos con anterioridad. Aprovechamos el lugar para comer y descansar un poco.
Retomamos la marcha siguiendo una amplia pista forestal de la que escapamos de cuando por senderos que nos permiten atajar algo. Cuidado con las sucesivas bajadas por estos senderos porque el terreno está muy suelto y se pueden producir caídas. Por fin, tras siete horas de marcha regresamos al pueblo, cansados pero con una bonita ruta terminada.
Nosotros llegamos hasta Riodeva desde Valencia siguiendo la A23, dejando la autovía para llegar hasta Camarena de la Sierra. Una vez abandonada esta población la verdad es que el camino es bastante penoso, pues se trata de un estrecha pista asfaltada salpicada de desprendimientos.
Ya en Riodeva abandonamos el pueblo en dirección noroeste para después girar hacia la derecha y bajar hacia una pista forestal que discurre paralelo al río. Pese a tratarse de pista, este tramo de unos cuatro kilómetros nos resulta muy bello porque el camino está adornado por manzanos, nogales, chopos y abedules que le dan color al campo. Tras cruzar un puente y una pasarela metálicos llegamos a una balsa que recoge las aguas del Riodeva. Muy próximo encontramos el antiguo molino -hoy reconvertido en un centro de interpretación -, las ruinas de lo que fue una central eléctrica y numerosos saltos y pequeñas cascadas de agua.
Volvemos sobre nuestros pasos y comenzamos el ascenso mientras avanzamos hacia el sur. Trepamos sobre una colina con la ayuda de un cable metálico y divisamos el espectacular Salto de la Virgen Blanca. Nos habría gustado bajar hasta el pie de esta cascada, pero la ruta es larga y queremos terminarla antes de que la noche se nos venga encima, de modo que desechamos la idea. Continuamos avanzando y llegamos a otra sensacional cascada, la del Salto de las Polainas. Abandonamos esta zona y su mirador para seguir por un divertido tramo en el que se cruza varias veces el río antes de llegar a la zona de las Cascadas de los Amanaderos y el grandioso Salto de la Yegua. Este tramo de la ruta es muy, muy, muy bonito, con tanta agua y los colores amarillos y ocres del otoño.
Tras remontar el desnivel llegamos a la zona geoetiquetada como "Los Amanaderos", que son los surgimientos de agua de los que se nutren los saltos vistos con anterioridad. Aprovechamos el lugar para comer y descansar un poco.
Retomamos la marcha siguiendo una amplia pista forestal de la que escapamos de cuando por senderos que nos permiten atajar algo. Cuidado con las sucesivas bajadas por estos senderos porque el terreno está muy suelto y se pueden producir caídas. Por fin, tras siete horas de marcha regresamos al pueblo, cansados pero con una bonita ruta terminada.
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