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768 m
620 m
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2,0
4,0
7,92 km
Vista 52 veces, descargada 3 veces
cerca de Quintanabaldo, Castilla y León (España)
Se trata de un paseo muy recomendable en verano porque casi todo él discurre en sombra. En esa fecha tiene el inconveniente de que las cascadas carecen de agua, pero el hecho que discurra paralelo al arroyo hasta Villabascones, permitiendo su disfrute, y, desde allí hasta la cascada, por el interior de un hayedo que sorprende en estas latitudes bien merece la pena recorrerlo.
Para nosotros resulta mas atractivo realizarlo desde Quintabaldo, en ligera subida, que desde San Cibrian, en bajada, por lo anteriormente descrito, permite disfrutar de lo frondoso del bosque durante más tiempo.
Dejaremos el coche en el parking que han habilitado en Quintanabaldo, al otro lado del puente, junto a un merendero al lado del río. Atravesaremos la carretera y el túnel debajo de las antiguas vías del tren para tomar la GR por una pista que se va cerrando con el tiempo.
Por ella caminaremos al borde del arroyo hasta cruzarlo por un vado por encima de la piedras colocadas sobre él. Recomendable el uso de bastones para facilitar su paso. El puente que se preparó está hundido, quedando una de las vigas, junto con una barandilla, como única posibilidad en época de crecida para cruzarlo. Ciertamente, no inspira confianza.
Al otro lado comienza un repecho que nos llevará hasta Villabascones, donde tomaremos el desvío que nos acercará a las cascadas a través de un magnífico y sorprendente bosque de hayas.
Al poco de tomar este camino nos encontraremos en una curva a dchas. con la primera cascada. Seguimos el camino hasta llegar a una bifurcación, la GR sigue por la izda., ascendente y nosotros tomaremos el sendero de la dcha., descendente, para cercarnos al río. Si siguiéramos la GR, más adelante nos desviaríamos para descender hacia las cascadas. Por ese camino volveremos, tiene mejor piso, es más recomendable en época de lluvias, pero es más monótono.
El que hemos elegido nosotros desciende hacia el río y discurre por su orilla izda. según caminamos, subiendo y bajando, saltando entre piedras, mucho más entretenido y permitiéndonos disfrutar de su vegetación. Más adelante entronca con el otro y cruza a la otra orilla a través de un puente para, en unos pocos metros llegar a su final.
En estas fechas, con poca agua, se puede descender al cauce y remontarlo hasta debajo mismo de la cascada, ya sin agua, para admirar la magnitud del salto.
Desde este punto sólo nos resta volver al lugar de partida.
Realizamos una descripción más detallada en la fotografías.
Para nosotros resulta mas atractivo realizarlo desde Quintabaldo, en ligera subida, que desde San Cibrian, en bajada, por lo anteriormente descrito, permite disfrutar de lo frondoso del bosque durante más tiempo.
Dejaremos el coche en el parking que han habilitado en Quintanabaldo, al otro lado del puente, junto a un merendero al lado del río. Atravesaremos la carretera y el túnel debajo de las antiguas vías del tren para tomar la GR por una pista que se va cerrando con el tiempo.
Por ella caminaremos al borde del arroyo hasta cruzarlo por un vado por encima de la piedras colocadas sobre él. Recomendable el uso de bastones para facilitar su paso. El puente que se preparó está hundido, quedando una de las vigas, junto con una barandilla, como única posibilidad en época de crecida para cruzarlo. Ciertamente, no inspira confianza.
Al otro lado comienza un repecho que nos llevará hasta Villabascones, donde tomaremos el desvío que nos acercará a las cascadas a través de un magnífico y sorprendente bosque de hayas.
Al poco de tomar este camino nos encontraremos en una curva a dchas. con la primera cascada. Seguimos el camino hasta llegar a una bifurcación, la GR sigue por la izda., ascendente y nosotros tomaremos el sendero de la dcha., descendente, para cercarnos al río. Si siguiéramos la GR, más adelante nos desviaríamos para descender hacia las cascadas. Por ese camino volveremos, tiene mejor piso, es más recomendable en época de lluvias, pero es más monótono.
El que hemos elegido nosotros desciende hacia el río y discurre por su orilla izda. según caminamos, subiendo y bajando, saltando entre piedras, mucho más entretenido y permitiéndonos disfrutar de su vegetación. Más adelante entronca con el otro y cruza a la otra orilla a través de un puente para, en unos pocos metros llegar a su final.
En estas fechas, con poca agua, se puede descender al cauce y remontarlo hasta debajo mismo de la cascada, ya sin agua, para admirar la magnitud del salto.
Desde este punto sólo nos resta volver al lugar de partida.
Realizamos una descripción más detallada en la fotografías.
En este punto nos desviamos a la izda., para no llegar hasta el borde del río, y ascendemos por el sendero, aún más estrecho, que libra el promontorio rocoso y evita el borde del río en época de crecidas.
Cuando el terreno esté húmedo habrá que prestar especial atención a los siguientes 100 m que, sin ser complicados, nos obligarán a avanzar con precaución.
Llegamos a esta pequeña explanada en la que finaliza el camino. Dependiendo de la época del año en que se visite, si fuera temporada de lluvias, no podríamos progresar más, porque todo estaría cubierto de agua. En estas fechas, la surgencia se encuentra enfrente nuestro y la cascada está seca, por lo que podemos caminar por su cauce.
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