Divisando La Vida Desde Los Balcones De Puente Nacional, MTB y Senderismo, Quebrada La Colorada, Vda Urumal, Julio de 2017

Mi plan, desde hacía mucho era poder conocer y maravillarme con los famosos balcones de Puente Nacional, que dan vida a un lugar de la quebrada la Colorada, cerca a la frontera con Boyacá, justo antes de que ella perezca, devorada por las fauces de la quebrada Aguablanca.

Aquella anterior ruta, que hice "Entre dos paisajes" https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17378113 no tenía otro fin, qué el de conocer este lugar y lo que me impulsaba era su difícil acceso, casi imposible en bicicleta, pero se frustra desde el cielo con los rayos que caían adyacentes y atemorizantes, justo antes que el telón de las lluvias se abriera y me hiciera regresar.

Luego que algunas horas bailaran en el reloj y de pedalear por todo el antiguo corredor férreo, desde el sur, pasando por Quebrada Negra, he podido llegar caminando, gracias al seguimiento del camino que grabó previamente Julian González, un compañero de rutas con quien había salido hace meses a lugares como San Benito, parajes rurales y nocturnos de Puente Nacional o la vereda de Velandia en Saboyá, comprobando que una bicicleta, truncaría bastante el tramo final del camino por su dificultad en cuanto a pasos de cercados, quebradas, cojines de agua y potreros con semovientes, a veces apacibles o a veces intimidantes, por lo que he tenido que abandonarla y dar paso a la caminata.

Me alegra el corazón no ver ni un sólo remanente humano, o basura que llaman, en todo este hermoso paraje, ya que estaba listo con una bolsa a recogerla, pero regreso con una bolsa vacía y el corazón lleno del recuerdo del frescor espontáneo de la estela de dulces aguas que descienden, gélidas desde las cercanas cimas de las montañas fronterizas. Escena teatral que se replicaría semanas después cuando puedo ir con amigos ciclistas y sonreír de nuevo en el lugar.

Por este momento, en la soledad de mi primer encuentro con este paraje idóneo a la meditación, diviso la vida y le lleno de laudes, por haberme traído hasta aquí y por haberme llevado a todos los hermosos lugares, en los que antes he hecho presencia, que seguro recordaré siempre.

Este sería mi último viaje en meses