Estación de El Espinar-Peña del Arcipreste-Cerro de Matalafuente-Peña del Cuervo

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Ruta improvisada por pinares y cerros cresteros cercanos a esta localidad del suroeste del Guadarrama, ubicada en la boca del valle del río Moros y lugar recomendable como inicio para excursiones estivales, por ofrecer parajes sombreados y frescos en esta época del año.

Nosotros comenzamos frente a la estación ferroviaria y callejeamos hacia el Este en busca de las pistas forestales que bordean el cerro de las Asperillas, sombreadas y húmedas a media mañana. Pronto abandonamos su frondosidad y frescura para atrevernos con la dura y descarnada pedrera-cortafuegos que asciende a la cota del cerro (1.459 m), superando en poco más de 800 m de distancia un desnivel de 150 m, notable esfuerzo del que nos recuperamos llaneando en zig-zag por las varias pistas madereras que atraviesan estos densos pinares hacia el trazado del omnipresente GR-10, principal arteria senderista del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama.

Nos incorporamos al itinerario de este camino de Gran Recorrido casi llegando al Mirador del Arcipreste de Hita, paraje singular que describió en el medievo tan celebrado escritor, quien gustaba de frecuentar estos escenarios serranos. Llevamos 10 kms de ruta y casi tres horas de esfuerzo, momento pues de recuperar aliento y fuerzas, es decir tomar un buen tentempié con vistas al vasto horizonte de alrededor.

Cresteamos después por la pedregosa cuerda de los cerros de Matalafuente y del Cuervo, alturas cimeras de la ruta con sus más de 1.700 m de cota y escenarios guerreros en la contienda civil de los años 1936-39, que nos han dejado sus huellas fortificadas sobre el abrupto terreno.

Aprieta el calor en las primeras horas de la tarde y buscamos sombra descendiendo entre pinos por otro cortafuegos hacia la encrucijada de la Cañada Real Leonesa con el cerro de las Campanillas. De ahí cogemos el ramal que conduce al área recreativa de La Panera, a orillas del río Moros, en cuyo abundante y fresco caudal nos aliviamos del calor y del cansancio.

Solo nos resta seguir la carretera de la Garganta para retornar a la localidad donde iniciamos ruta y ahora la terminamos comiendo en la terraza de uno de sus locales de restauración, el de la Asociación Familiar S. Antonio, bien atendidos.