Pico Aspe desde aparcamiento La Cleta
cerca de Canfranc, Aragón (España)
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Fotos de la ruta



Descripción del itinerario
Hoy tenemos el reto de ascender a la cima de un mítico pico de los Pirineos y que no es otro que el grandioso ASPE, al cual se puede llegar por su vertical cara norte o por su cara sur, más amable, y que es la que vamos a utilizar nosotros.
Esta es una ruta bastante exigente en cuanto al esfuerzo físico, que discurre por algunas zonas en las que hay que estar habituado a moverse y que, aunque no hay pasos excesivamente complicados, sí requiere de una especial atención al transitar por ellos, sobre todo por la zona kárstica, ya que podría tener consecuencias no deseadas.
Desde la localidad de Jaca tomamos la carretera A-2605 hasta llegar a Aísa. Desde aquí en adelante, la carretera se convierte prácticamente en una pista bien asfaltada y después de circular durante unos 8 kms., aproximadamente, nos encontramos con una valla verde que cierra el paso y, junto a ésta, hay una placa de aparcamiento y sitio para dejar 15 coches.
Comenzamos a andar por esta pista que ya es de tierra; cruzamos la valla y enseguida encontramos un corto repecho que está hormigonado, el cual nos deja ante el espectacular circo que cierra el valle de Aísa.
Vemos un primer cartel indicador que nos desvía a la derecha y cruzamos el rio que baja por el barranco de Igüer. Seguimos ascendiendo por el sendero que discurre entre verdes praderas de pastos, pasamos otro cartel indicador y más adelante hay otro que señala el cruce con el GR 11.1, aquí debemos continuar recto y adentrarnos en una pequeña zona de arbolado. A nuestra derecha destaca la Punta de la Magdalena.
Dejaremos a nuestra izquierda un abrevadero y viraremos ligeramente hacia la derecha hasta llegar a la base de una imponente pared rocosa, seguimos andando a los pies de la misma hasta llegar a un resalte rocoso, conocido como "El Embudo", lo superamos sin dificultad, aunque hay que apoyarse un poco con las manos, y es desde aquí donde empezamos realmente la zona de alta montaña.
Comenzamos una fuerte subida en zig-zag por un sendero con mucha piedra redondeada, pequeña y suelta que a veces te hace deslizarte un poco, sobre todo a la vuelta en bajada. A lo lejos, en la parte alta, vemos una especie de collado que es lugar a donde debemos llegar. El último tramo se convierte en una especie de ancha chimenea, bastante empinada y con mucha piedra suelta. Finalmente alcanzamos la zona conocida como "Las Llanas" y tenemos ante nosotros un desolador terreno de roca kárstica compuesto por inmensas rocas calizas, con profundas fisuras.
Ahora tendríamos tres opciones para cruzar esta zona: 1) Por la derecha, con menos piedra y salvando una pequeña chimenea sin dificultad. 2) Por el centro, a media ladera y confluyendo más adelante con la primera opción y 3) A la izquierda, por la parte alta, que es la que utilizamos nosotros; aquí no hay camino definido pero nos guiamos por los hitos de piedra que están colocados unos a la vista de los otros, se anda bastante bien aunque algún tramo se salva con un pequeño apoyo de manos eso sí IMPORTANTÍSIMO hay que estar muy pendiente de donde se pisa, ya que es una zona con muchas grietas y fisuras, algunas con mucha profundidad, y un paso en falso nos podría traer consecuencias graves; por este camino nos encontraremos con una grandísima y profunda sima vertical que tiene un hito de seguimiento junto a ella y, aunque hay montañeros que pasan por el borde de la misma, nosotros la rodeamos por otro lateral más alejado para evitar problemas (ver fotografía).
Se nos hace pesado caminar por esta zona ya que, al esfuerzo físico hay que añadir el mental al tener que estar tan concentrado en la progresión; por fin llegamos a la Brecha del Aspe, que no es ni más ni menos que el collado que separa el Aspe del Pico Llena de la Garganta.
Ahora debemos continuar por una pala que nos llevará hasta la antecima; este tramo discurre por un terreno con bastante pendiente y un caos de rocas que impiden seguir ningún rastro aunque no es problema porque es evidente el lugar hacia el que nos dirigimos. Superada la antecima debemos descender ligeramente, realizando un sencillo destrepe de un par de metros con muy buenos apoyos y que no reviste gran dificultad.
Iniciamos el ataque final a la cima donde llegaremos en unos 10 minutos, sin mayor problemas.
La recompensa por el esfuerzo realizado es brutal, con unas vistas en 360 º que se quedarán en nuestras retinas para siempre. Al oeste reconocemos el Pico Bisaurín, Castillo de Acher y Anie, entre otros. Al norte, bajo nuestros pies, la estación de Candanchú y el Bosque de Sansanet. Más al fondo la estación de esquí de Astún, el Arriel, Palas, Balaitús, Frondiellas y, destacando entre todos, el siempre magnífico Midi d’Ossau. Un poco más al este las cimas de la Canal Roya, con el Pico Anayet y el Vértice de Anayet; en la lejanía, la Gran Facha, los Infiernos y el Garmo Negro. Algo más cerca y ya en dirección este, el Pico de la Garganta de Aísa, Pico Rigüelo, la cima de Collarada, el ibón de Ip; en primer plano, el Pico y los Mallos de Lecherín. Hacia el sur podemos distinguir la inconfundible silueta de Peña Oroel.
Después de un merecido descanso, una larga sesión fotográfica y algo de comida, nos despedimos de este impresionante lugar e iniciamos el descenso siguiendo nuestros propios pasos.
*NOTA: Tanto lo expuesto en esta descripción, así como el grado de dificultad técnica indicado, lo son meramente A TÍTULO ORIENTATIVO.
Esta es una ruta bastante exigente en cuanto al esfuerzo físico, que discurre por algunas zonas en las que hay que estar habituado a moverse y que, aunque no hay pasos excesivamente complicados, sí requiere de una especial atención al transitar por ellos, sobre todo por la zona kárstica, ya que podría tener consecuencias no deseadas.
Desde la localidad de Jaca tomamos la carretera A-2605 hasta llegar a Aísa. Desde aquí en adelante, la carretera se convierte prácticamente en una pista bien asfaltada y después de circular durante unos 8 kms., aproximadamente, nos encontramos con una valla verde que cierra el paso y, junto a ésta, hay una placa de aparcamiento y sitio para dejar 15 coches.
Comenzamos a andar por esta pista que ya es de tierra; cruzamos la valla y enseguida encontramos un corto repecho que está hormigonado, el cual nos deja ante el espectacular circo que cierra el valle de Aísa.
Vemos un primer cartel indicador que nos desvía a la derecha y cruzamos el rio que baja por el barranco de Igüer. Seguimos ascendiendo por el sendero que discurre entre verdes praderas de pastos, pasamos otro cartel indicador y más adelante hay otro que señala el cruce con el GR 11.1, aquí debemos continuar recto y adentrarnos en una pequeña zona de arbolado. A nuestra derecha destaca la Punta de la Magdalena.
Dejaremos a nuestra izquierda un abrevadero y viraremos ligeramente hacia la derecha hasta llegar a la base de una imponente pared rocosa, seguimos andando a los pies de la misma hasta llegar a un resalte rocoso, conocido como "El Embudo", lo superamos sin dificultad, aunque hay que apoyarse un poco con las manos, y es desde aquí donde empezamos realmente la zona de alta montaña.
Comenzamos una fuerte subida en zig-zag por un sendero con mucha piedra redondeada, pequeña y suelta que a veces te hace deslizarte un poco, sobre todo a la vuelta en bajada. A lo lejos, en la parte alta, vemos una especie de collado que es lugar a donde debemos llegar. El último tramo se convierte en una especie de ancha chimenea, bastante empinada y con mucha piedra suelta. Finalmente alcanzamos la zona conocida como "Las Llanas" y tenemos ante nosotros un desolador terreno de roca kárstica compuesto por inmensas rocas calizas, con profundas fisuras.
Ahora tendríamos tres opciones para cruzar esta zona: 1) Por la derecha, con menos piedra y salvando una pequeña chimenea sin dificultad. 2) Por el centro, a media ladera y confluyendo más adelante con la primera opción y 3) A la izquierda, por la parte alta, que es la que utilizamos nosotros; aquí no hay camino definido pero nos guiamos por los hitos de piedra que están colocados unos a la vista de los otros, se anda bastante bien aunque algún tramo se salva con un pequeño apoyo de manos eso sí IMPORTANTÍSIMO hay que estar muy pendiente de donde se pisa, ya que es una zona con muchas grietas y fisuras, algunas con mucha profundidad, y un paso en falso nos podría traer consecuencias graves; por este camino nos encontraremos con una grandísima y profunda sima vertical que tiene un hito de seguimiento junto a ella y, aunque hay montañeros que pasan por el borde de la misma, nosotros la rodeamos por otro lateral más alejado para evitar problemas (ver fotografía).
Se nos hace pesado caminar por esta zona ya que, al esfuerzo físico hay que añadir el mental al tener que estar tan concentrado en la progresión; por fin llegamos a la Brecha del Aspe, que no es ni más ni menos que el collado que separa el Aspe del Pico Llena de la Garganta.
Ahora debemos continuar por una pala que nos llevará hasta la antecima; este tramo discurre por un terreno con bastante pendiente y un caos de rocas que impiden seguir ningún rastro aunque no es problema porque es evidente el lugar hacia el que nos dirigimos. Superada la antecima debemos descender ligeramente, realizando un sencillo destrepe de un par de metros con muy buenos apoyos y que no reviste gran dificultad.
Iniciamos el ataque final a la cima donde llegaremos en unos 10 minutos, sin mayor problemas.
La recompensa por el esfuerzo realizado es brutal, con unas vistas en 360 º que se quedarán en nuestras retinas para siempre. Al oeste reconocemos el Pico Bisaurín, Castillo de Acher y Anie, entre otros. Al norte, bajo nuestros pies, la estación de Candanchú y el Bosque de Sansanet. Más al fondo la estación de esquí de Astún, el Arriel, Palas, Balaitús, Frondiellas y, destacando entre todos, el siempre magnífico Midi d’Ossau. Un poco más al este las cimas de la Canal Roya, con el Pico Anayet y el Vértice de Anayet; en la lejanía, la Gran Facha, los Infiernos y el Garmo Negro. Algo más cerca y ya en dirección este, el Pico de la Garganta de Aísa, Pico Rigüelo, la cima de Collarada, el ibón de Ip; en primer plano, el Pico y los Mallos de Lecherín. Hacia el sur podemos distinguir la inconfundible silueta de Peña Oroel.
Después de un merecido descanso, una larga sesión fotográfica y algo de comida, nos despedimos de este impresionante lugar e iniciamos el descenso siguiendo nuestros propios pasos.
*NOTA: Tanto lo expuesto en esta descripción, así como el grado de dificultad técnica indicado, lo son meramente A TÍTULO ORIENTATIVO.
Puntos de interés
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